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Aumento histórico de los seguros de salud privados en Tarragona

La provincia registra 16.300 afiliados más a las mutuas durante la pandemia. Es un 8%, todo un récord desde 2011. El shock de la Covid-19 sobre el sistema público es una de las causas.

Operaciones canceladas, listas de espera más largas para pruebas diagnósticas o demoras para ser atendido por el médico de familia; todas estas casuísticas se han agravado en el último año, el de la lucha cuerpo a cuerpo de la sanidad pública contra la pandemia. La tendencia no es nueva, menos aún en Tarragona y Catalunya, con un peso históricamente decisivo de las mutuas, pero en 2020 se disparó el número de personas que han contratado un seguro privado de salud. Un total de 16.297 tarraconenses se apuntaron el año pasado a una póliza de salud, lo que supone un incremento del 8%, el mayor en la última década, según la evolución desde 2011 recogida por la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa).

Ese aumento supera con creces la media catalana, ubicada en un 2%, la española (un 4,4%), y la de todas las provincias de Catalunya. Se trata también del incremento más abultado de toda la serie histórica en Tarragona, que ve cómo progresivamente se va cubriendo el porcentaje de población que está bajo el manto protector de una mutua.

Un debate ideológico

En 2011 el dato era del 20,1% mientras que en la actualidad es del 26,7%, una progresión que entra de lleno en un debate de fondo, casi ideológico: los que consideran que las mutuas privadas son un complemento en el día a día, sobre todo para resolver las patologías más sencillas y así descargar a la pública, y los que opinan que no es más que una consecuencia derivada de los sucesivos recortes en materia de sanidad que se han aplicado en Catalunya y de una decidida voluntad política por apostar por este modelo. En los últimos diez años, las afiliaciones han crecido un 33%, al pasar de 163.680 personas a 218.049 en el Camp y el Ebre.

La dinámica de aumentos progresivos ha coincidido con la época de tijeretazos en los presupuestos sanitarios, lo que para muchos han sido vasos comunicantes. Ni la mejora en la lista de espera de los últimos años evitó que el ciudadano se encomendara cada vez más a los seguros privados. Desde Unespa, se admite que la pandemia está como telón de fondo aunque se indica que la tendencia viene de largo. «Uno de los fenómenos que impulsa la contratación de seguros de salud es su creciente aceptación como mecanismo de pago en especie. Muchas empresas han incorporado el seguro de salud para sus trabajadores como concepto retributivo complementario. El seguro de salud es, de hecho, uno de los beneficios sociales más valorados entre la plantilla. Esto hace que los seguros constituyan una herramienta de atracción y retención de talento. Además, contribuyen a reducir el absentismo laboral», explican.

El incremento en Tarragona es el mayor de Catalunya y supera la media española

En Tarragona, el entramado industrial y el peso de las pymes pueden contribuir a esa mayor penetración. La patronal de las aseguradoras sostiene que «el sistema público sanitario se ahorra las atenciones que presta la privada». Las aseguradoras sacan pecho de la aportación durante estos meses. «La contribución del tejido sanitario privado al sistema nacional de salud se ha puesto de manifiesto. El sector asegurador ha facilitado el acceso a atenciones a enfermos de coronavirus. También ha sufragado pruebas diagnósticas a millones de personas en España. A través de actuaciones como estas, el seguro ha contribuido a la contención de la pandemia en el país», sostienen fuentes de Unespa, que señalan «el ahorro evidente de costes para la administración».

En el lado contrario, los sindicatos son claros y contundentes ante esta dinámica y ven un vínculo directo con la pandemia. «Las mutuas tienen aquí un campo de crecimiento muy amplio. Es la primera vez que una única patología ha bloqueado la actividad sanitaria del mundo entero. Mucha de la actividad no urgente, no prioritaria, ha pasado a un segundo plano, por las restricciones o bien por el propio bloqueo del monopolio que ha causado esta enfermedad», sostiene Marina Roig, delegada de la junta de personal del Joan XXIII del sindicato CATAC-CTS/IAC.

«Un sector que sale ganando»

Desde las PCR o los test de antígenos a las visitas a los especialistas, estos servicios han sido recurrentes y comunes por parte de aquellos ciudadanos que, en plena pandemia, se han querido guarecer en la privada. «La gente se busca la vida, una vía de salida para poder hacer las cosas más intranscendentes. Hay un crecimiento brutal de las mutuas porque también ha existido un interés por parte de ellas. En todas las crisis hay oportunidades y sectores que crecen, pues este es el caso», añade Roig.

La responsable sindical del Joan XXIII es muy crítica en la medida en que denuncia un intencionado fomento de la privada durante los últimos años, como previa a una situación que la pandemia ha disparado. «La actividad en los hospitales se ha visto afectada y también en la Primaria, que ha asumido el trabajo de diagnóstico y ahora la vacunación, y que ha estado siempre infradotada, sin cumplir el requerimiento de la OMS de que se le asigne el 25% del presupuesto», cuenta Roig, que denuncia un crecimiento «debido a la falta de recursos por la política inversora de la administración en la pública».

Roig señala también la importancia de atajar los problemas de la salud mental ligados al coronavirus, que «eminentemente se van por la vía privada», algo que, según las voces sindicales, provocará desequilibrio. «La gente se busca la vida y lo hace pagando, lo que aumentará las desigualdades y hará crecer las diferencias. Se estigmatiza a las personas y como sociedad nos lo tenemos que plantear», añade Roig.

El Col·legi de Metges de Tarragona reconoce que se amplía la brecha de la desigualdad social

La doctora Mireia García-Villarrubia, vicepresidenta del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT) y médico de familia, cree que la pandemia tiene mucho que ver en esta coyuntura: «La causa del aumento hay que buscarla en que la accesibilidad a los centros sanitarios quedó restringida, sobre todo durante la primera ola. Por eso la gente ha ido a buscar la atención a otros lugares. Se han aplazado consultas y postergado operaciones, y hay una parte de la población que ha optado por otras vías». La responsable del COMT cree que en Catalunya «hay una base mutualista histórica» y, a pesar de que sostiene que «pública y privada no son excluyentes y conviven», comporta algunos riesgos a tener en cuenta como colectivo: «Está claro que esta tendencia puede aumentar las desigualdades sociales, que existen y van a seguir existiendo. Sucede en muchos ámbitos de la vida y también aquí, en la sanidad. Por ejemplo, hemos visto que las clases bajas se han visto más perjudicadas por el virus que las altas. Quien tenga menos recursos no podrá pagarse nunca un médico privado y eso agrandará la brecha entre ricos y pobres».

 

Font:diaridetarragona